POR LA HERMANA NUALA KENNY, SC
El abuso sexual de niños y jóvenes por el clero Católico Romano es la crisis más significativa en la historia de la Iglesia moderna. Virtualmente, ninguna diócesis en Norte América está exenta del escándalo resultante, desvío masivo de recursos a los asentamientos, y tiempo dedicado a esto por obispos y otros oficiales de la iglesia.
Todo esto ha estado ocurriendo en una época donde la religión está declinando en la sociedad, cambios en la concurrencia a la Iglesia, cambios demográficos dentro de los Católicos practicantes, y pérdida de vocaciones sacerdotales en la Iglesia.
Ha habido muchas diferentes respuestas de ambos el clero y los laicos; algunos continúan negando lo grave de la tragedia o ven una vasta conspiración en contra de la Iglesia; algunos aceptan que cosas malas fueron perpetradas por individuos enfermos pero continúan con sus vidas personales espirituales; algunos lo manejan haciendo elaboradas distinciones entre la Iglesia como el Pueblo de Dios y la Iglesia Jerárquica; otros han experimentado estas revelaciones como el última gota que derramó el vaso, y con disgusto o sin esperanza se han ido de la Iglesia.
EXTRACTO DEL LIBRO
Para muchos obispos, sacerdotes y laicos, hay un miedo de que los intentos de hablar acerca del por qué de la crisis de abuso, hará que las cosas se pongan peor; otros temen que el motivo que muchos creen es el culpable de la crisis como el celibato mandatorio, en todos los cleros varones, falta de sacerdotes femeninos, y homosexualidad – levanta y cuestiona asuntos teológicos y morales, que no pueden ser manejados por una sola diócesis o por un solo obispo, ni siquiera por una Iglesia nacional. Por lo que para que ellos entren en un diálogo abierto y verdadero acerca de este asunto es tener expectativas poco realistas.
Todos en la iglesia tienen una responsabilidad de responder a la crisis; todos deben de participar en la curación de los individuos, víctimas sobrevivientes del abuso y la curación de la Iglesia misma.
Hay algunos que han elevado sus voces para alcanzar una purificación y renovación profundas. Han demostrado que este es un tiempo para la crítica profética y para el energizarse profético que está unido a la esperanza.
El llamado aquí es primero y más importante para ser purificado y para conversión espiritual. Solo un cambio de corazón correctamente cambia estructuras y prácticas. Sólo la conversión a la mente y corazón de Jesús nos ayudará a descubrir cuales estructuras y prácticas han facilitado la crisis y cuales apoyarán una Iglesia sagrada y sana.
Estoy convencida de que ya es hora de sanar y de purificación. Podemos hacer que esto suceda al estar abiertas al Espíritu: Sólo si nosotros “si nos permitimos tener la misma mente que estuvo en Jesucristo. (Filipenses 2:5)
Estratos del prefacio de la introducción del libro de la Dr. Nuala Kenny, Curando la Iglesia: Diagnóstico y Tratamiento de la Crisis de Abuso Sexual en el Clero, 2012, Editorial Novalis. Reproducido con permiso.