
Hermana Miriam Martin, PBVM
POR ALBERT DUNN, COORDINADOR DE LA PASTORAL Y MARIOLA GOZDEK, COORDINADORA DE LA LITURGIA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE KINGSTON.
Compañeros limosneros y peregrinos del camino…
Esta es una de las muy provocativas descripciones de la experiencia litúrgica que uso la Hermana Miriam Martin, durante la tarde de reflexión y renovación patrocinada por el Comité Litúrgico de la Congregación.
Aproximadamente 60 Hermanas y miembros de nuestra Asamblea de Domingo se reunieron en el salón McKinley, el 22 de octubre para compartir sus pensamientos acerca del Poder Transformativo de la Liturgia. Miriam es una Hermana conferencista de Terranova que se dedica a enseñar y es también Directora de la nueva Escuela de la Providencia para el Liderazgo Transformativo y Espiritualidad en la Universidad San Pablo en Ottawa.
Empezando con un poema de Mary Oliver titulado, Cuando estoy entre árboles, ella habló de cómo constantemente es transformada por su medio. Escuchamos acerca de cómo nuestro medio ambiente y nuestros rituales diarios dan forma a nuestras vidas. De la misma manera, nuestro Ritual de los Domingos – la Eucaristía, la fuente y cumbre de nuestra experiencia cristiana, nos faculta y nos moldea, como individuos, como familias y como comunidad. La Eucaristía profundiza nuestra identidad, define “quienes somos” conforme establecemos un orden a conformar nuestra manera de ser en el mundo.
Cada vez que llegamos a la mesa de la Eucaristía, estamos formándonos a la semejanza de Cristo. El ritual es un regalo de transformación, un regalo para ser distribuido. La estructura del ritual habla a nuestra espiritualidad y el medio ambiente nos habla a prestar atención.
Los cuatro movimientos de la Eucaristía, cada uno ofrece su propia oportunidad para la transformación. El reunirnos a celebrar nos llama a movernos del “yo” al “nosotros”. El mundo nos habla no solo a escuchar, sino también a dialogar. Preparar pan y vino, transformar y compartir, nos alimenta a la unidad en Cristo. Finalmente somos mandados a amar y a servir.
La Liturgia es un camino que puede ser un refugio por un tiempo, pero siempre nos lleva hacia adelante. Se nos dice que partamos y emprendamos en nuestras comunidades, en nuestros países y en el mundo. Como agentes de cambio, nosotros mismos somos transformados.