
Hna. Sara y asociados en el juego del cuy
“Amemos a Dios, Hermanos míos, amemos a Dios, pero que esto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestra frente” ~ San Vicente de Paul
Llegó el gran día en que encontraríamos a Jesús en los pobres del poblado de San Martín de Porres. Era domingo, 20 de setiembre. Todo había sido planificado con cuidado y dedicación por las asociadas: Mila, Dora, Mirtha y Carmen Alomía; con la ayuda de las Hermanas Rosa María y Sara.
La camioneta con todo lo necesario partió muy temprano de la Casa de las Madres. Todo lo necesario, donaciones de los asociados y otros, como insumos para el almuerzo, cocina, medicina, gigantografias, multimedia, muebles entre otras cosas, iban rumbo al Km. 30 de la carretera a Canta.
Eran las 8:30 de la mañana. Los asociados íbamos llegando, cada uno en el transporte público, con las ganas de compartir nuestro saber, nuestra alegría y nuestra energía con los pobres de este poblado. Como hormigas laboriosas íbamos instalando donde sería la cocina, la consulta médica, odontológica, el triaje con las enfermeras, los masajes, la atención psicológica, los juegos educativos, el corte de cabello. Mientras tanto, iban instalando la electricidad desde una casa vecina para el funcionamiento de los equipos médicos y el parlante.

Dora y Mirtha repartiendo la rica comida
Habían venido otros profesionales a ayudarnos, que no son asociados. Iban instalándose en el espacio reservado para ellos. ¡Ya estamos listos! Ahora deberían venir los pobladores. Sólo veíamos a unos cuantos niños corriendo por la losa deportiva y algunos adultos mirando a lo lejos. Era el momento de animarlos.
La música empezó a sonar . Teníamos que convocar. Recodarles que el domingo anterior les avisamos pasando casa por casa, que vendríamos a compartir nuestros servicios profesionales, nuestros dones con ellos. No lo que nos sobre, sino lo poco que tenemos. La voz sonó con fuerza ¡amigos de San Martín estamos aquí! ¡Vengan estamos esperándolos para brindarles lo que sabemos hacer! ¡Atención médica, odontología, masajes, corte de pelo, juegos educativos! ¡Vengan los esperamos!
El primer valiente, en echarse en la camilla del consultorio de campaña fue un niño que abrió la boca para su revisión bucal. Mila inició el trabajo del día con una oración y cantamos una canción. Y así fue que poco a poco se iban acercando para interactuar con los distintos profesionales. Como fondo la música que nos recordaba quien es Jesús y qué debe hacer un cristiano Vicentino, sonaba y nos animaba.
Fernanda tenía muchos de niños con el juego de la ruleta. Todos querían participar con las preguntas sobre la vida de San Vicente y ganarse un premio. Dora con los juegos de matemática y comunicación, también tenía su público. El servicio que más aceptación tuvo es el de los masajes con Maritza. Al mismo tiempo en otro espacio se armó la cocina, mujeres colaboradoras iban preparando la rica comida llamada carapulcra (papa deshidratada con cerdo y pollo)
Llegó el medio día, los colaboradores odontólogos se retiraban. Era hora de almorzar. Todos los que se habían atendido en cualquier servicio tenían su ticket para pedir su plato de almuerzo, se inició el reparto Mirtha iba ordenando a todos. Mila tomo el micro e inició la oración, antes de almorzar. Recogían su plato y se iban a buscar donde sentarse, ya en la escalinata de la losa deportiva o en alguna silla de plástico que se habían llevado. Se repartió más de cien platos.
En la tarde empezó los juegos con premios. El juego del cuy Tere, Mila, Sara veían la alegría que generaba este juego. El “mundo” (consiste en un dibujo con tiza el piso, donde los niños saltan) en el que Lourdes jugaba con otros niños. Hubo un momento que hubo una presentación de un mimo. Era lindo ver el rostro de los pequeños que con sus gritos seguían la historia.
Iban y venían los pobladores, a lo largo del día. Fueron invitados todos a la pequeña capilla de material prefabricado para ver la vida de San Vicente de Paul en dibujos. Se acomodó en ella la “sala de proyección”. Todos sentados miraban pasar las imágenes y el sonido, que mostraba la vida de nuestro Santo Patrón. Culminamos con la acción de gracias al Dios que nos cuida y nos da la vida.
Eran las 5 de la tarde, todo un día al servicio concreto de los pobres, recogíamos todo: muebles, equipos, gigantografías. Regresamos con menos peso, cansados físicamente, pero contentos. Hemos pasado un día juntos, trabajando al servicio de los pobres, como lo hacía Vicente. Así conmemoramos un aniversario del testimonio de Vicente, nuestro hermano, amigo, modelo de seguir a Jesús como discípulos. Regresamos cantando:
“Para seguir los caminos tras la huella de Jesús, como siguieron los pasos de San Vicente de Paul, has de ser limpio y sencillo, amigo fiel de la luz darte en amor a los pobres haciéndote pobre tú”
CELEBRANDO CON LA COMUNIDAD DOMINICAL DE NUESTRA PARROQUIA. TAMBIÉN CON LA FAMILIA VICENTINA DEL PERU.
El domingo 27, día solemne de la fiesta de San Vicente, fuimos a la MISA de las 9 de la mañana. Vicente estaba cerca del altar, en una mesa especial, como también en lo alto de una de las laterales del templo. La asamblea, ya sabe quién es él. El padre Julio hizo mención especial de este acontecimiento como del seguimiento de muchos a Jesús a ejemplo de Vicente.
Terminada la eucaristía en procesión caminamos hacia la Casa de las Madres, donde está la gruta de Vicente. Oramos juntos allí y lo instalamos en su gruta. Era un tiempo como familia de compartir impresiones sobre lo vivido. Estuvimos largo rato conversando y reafirmando lo que somos y lo que hacemos.
El lunes 28 a las 7 de la noche, era la eucaristía con la Familia Vicentina. Era al sur de Lima, en Surquillo. Es gratificante compartir con otras ramas la alegría de tener el mismo modelo a seguir. ¡Feliz día de San Vicente!

Asociados en el templo luego de la misa con Madre Una.
