
Felicitaciones Jubilarians por más de 370 años de vida religiosa combinada!
De izquierda a derecha: Hermana Kay Morrell (60 años), Hermana Karen Bennett (50 años), Hermana Elaine Jacob (70 años), Hermana Catherine Cannon (60 años), Sor Anne Hudec (70 años) y Sor Lucy Kearney años).
La vida religiosa es un peregrinaje no un viaje
La celebración de las jubiladas de este año empezó con el reconocimiento de una contribución hecha en su honor a una comunidad necesitada del norte (ver atrás para una mayor información), seguida de un discurso dado por la Hermana Sandra Shannon:
La vida ha sido descrita como un viaje. Esta es una buena metáfora. Yo misma la he usado para explicar lo que a mí me ha ocurrido en el pasado y los cambios que quizás me sucedan en el futuro.
Sin embargo, hoy, quiero mirar la Vida Religiosa de estas seis mujeres no como un viaje sino como un peregrinaje. Hay una diferencia. Nacemos hacia el viaje que es la vida sin tener nada que decir acerca de ello. Sin embargo, tomamos la decisión de empezar el peregrinaje dentro de la vida religiosa, usualmente debido a algún sentimiento interno o sentido del llamado de Dios.
Anne, Elaine, Catherine, Kay, Lucy y Karen, hace 70, 60, 50 años atrás, voluntariamente empezaron su peregrinaje por la vida religiosa.
Su primera tarea fue la de prepararse para esta aventura. Ellas compraron provisiones y equipo. ¿Recuerdan la lista que se envió desde la Casa Madre? Después tuvieron que viajar, para algunas un largo viaje, para otras fue corto, a esta tierra extraña llamada la Congregación. Aquí es donde el verdadero peregrinaje comenzó. Esta tierra tenía su propio lenguaje, por ejemplo, maestra, gran silencio, trapo mojado, colación, mangas exteriores, etc. Las personas, en esta tierra extraña, bueno pues, todas se vestían iguales.
Un peregrinaje, escogido deliberadamente, se hace con un propósito, una meta. ¿Cuál debió de ser el propósito de estas seis mujeres? Creo que tenían un triple propósito/ meta:
- Llegar a conocer y a amar a Dios más profundamente
- Llegarse a conocer a si mismas más claramente
- Llegar a servir a los pobres de alguna manera aún desconocida en ese momento
En un peregrinaje, el modo de transporte es caminando. Así fue con estas mujeres. Ellas caminaron sobre un nuevo terreno en esta vida religiosa en los años tempranos llamado Noviciado y Profesión Temporal. Vieron nuevos horizontes y vistas, aprendieron una profesión o perfeccionaron la que ya tenían. Aprendieron oraciones, el significado del silencio, como orar, como caminar al lado de otras. Cada año su peregrinaje las llevo a pequeños riachuelos llamados retiros. Allí descansaron de su andar, encontraron renovación y se acercaron más a su propósito, su meta de llegar a estar más cerca de Dios. Ya de nuevo en el camino, vieron los cerros a lo lejos, los hermosos atardeceres y supieron que el AMOR las esperaba también como claridad en sí mismas y en su misión.
Ocasionalmente, su andar fue áspero y el terreno desconocido. Sus músculos tensos. De vez en cuando se cayeron. Sin embargo, aquel a quien llegaron a conocer y por quien continuaron su peregrinaje, las levantó y las puso en el camino de nuevo.
Usualmente los peregrinajes involucran sufrimiento. Para aquellas en el peregrinaje de la vida religiosa el descubrir a Dios y a sí mismas puede ser un camino solitario. ¿Por qué? Porque solo Dios puede llenar el vacío interior. Efectivamente, nuestro grupo de seis padecieron de soledad, pero nunca de estar solas. Su amante siempre se aseguró de que otras estuviesen allí en el mismo peregrinaje. Estas compañeras fueron llamadas miembros comunitarios.
El progreso tuvo a menudo vueltas inesperadas debido a las propias circunstancias de la vida. Quizás fue un cambio de ministerio que trajo consigo una manera totalmente nueva de ser. Quizás fue una enfermedad que cambio la ruta en la que caminaban.
La única certeza del peregrinaje es – que la experiencia misma nos moldea. Anne, Elaine, Catherine, Kay, Lucy y Karen son quienes son hoy porque lealmente han caminado el camino de la vida religiosa por 70, 60, 50 años.
Y ahora, ¿Han terminado ya su peregrinaje? ¿Han alcanzado su meta? – ¡No, aún no! Solo se terminará el día en que su meta de ser uno con su Dios haya sido alcanzada, cuando hayan encontrado su verdadero ser y cuando los pobres a quienes han servido dejen de ser pobres.
Les deseo a cada una de ustedes, esperanza, fuerza y bendiciones para el peregrinaje que continuarán, y les expresamos la gratitud de las Hermanas de la Providencia de San Vicente de Paul por haber escogido hacer su peregrinaje con nosotras.

Un tiempo para recordar
Un resumen de la respuesta de la Hermana Lucy Kearney a nombre de las Jubiladas
Los Jubileos son un tiempo para recordar, para dar gracias por lo que ha sucedido hasta ese momento, y para prepararnos para el futuro incierto.
Gracias a nuestras Superioras Generales y Equipos de Lideres se nos desafío a crecer, se nos dieron oportunidades para estudiar, para reconocer y ajustarnos a las necesidades de los tiempos fuese en el sistema de salud, el campo educacional, el trabajo social, los ministerios pastorales o espirituales. En cada fase, experimentamos un “dejar pasar”, ambos como individuos y como Congregación.
Al reflexionar en ese dejar pasar y planeación para el futuro dos citas de Superioras Generales anteriores, saltan a la vista. Primeramente, la Hermana Irene Forrester nos recordó que una buena administración demanda que planeamos bien para el futuro ya sea en nuestras manos o en manos de alguna organización Católica; en segundo lugar aquella cita de la Hermana Joan Whittingham cuando dijo que “dejar pasar de lo que había sido, es penoso y necesita ser sufrido. Al mismo tiempo, las invito a reconocer el potencial para responder a las necesidades de nuestro tiempo como nuestras Hermanas pioneras lo hicieron en el suyo, al aceptar nuestro momento en la historia para asegurar la continuación de la curación del ministerio de Jesús”.
Yéndonos ahora al presente. Sandra, Frances, Gayle, Diane ustedes han colaborado implacablemente con otros, para planear que nosotras, las Hermanas de la Providencia, dejemos un legado por el cual nuestra misión de trabajar por un mundo, donde el vulnerable experimentara compasión, justicia y paz, continúe. Siempre siendo sensibles a la realidad experimentada por el envejecimiento, la incertidumbre, aceptando que quizás no estemos más en control, pero creyendo que somos llamadas para ser canales de la Providencia de Dios, ustedes arreglan procesos para llevarnos a un lugar de paz. Vuestra motivación, vuestra confianza positiva en el futuro, y vuestras oraciones son demasiado apreciadas.
Concluyo con las palabras de San Pablo a los Filisteos: “Le agradezco a mi Dios cada vez que los recuerdo, constantemente rezando con regocijo en cada una de mis oraciones por todos ustedes. Tengo confianza en lo siguiente, que aquel empieza un buen trabajo en ustedes lo completará”.
Decimos las Jubiladas, “Nosotras agradecemos a Dios cada vez que los recordamos, constantemente rezando con regocijo en nuestros corazones por todos ustedes. Tenemos confianza en lo siguiente, que aquel que empieza un trabajo en vosotras lo completará.”

Vidas que fluyen como un riachuelo
Un resumen de la homilía del Padre Ed Debono durante la Misa del Sábado
Vuestras vidas tan variadas fluyen como riachuelos que bajan de las Montañas Rocallosas. Fluyen de bajada por diferentes caminos, a velocidades distintas, y en diferentes sendas y todo de conformidad con la naturaleza. Rutas que debieron de considerarse y un conducir de manera personal, fuerte y llena de propósito. Sin saber lo que encontrarías en el camino, rocas, raíces o piscinas refrescantes, te seguiste moviendo, andando hacia algún lugar, para converger en un destino común.
Porque fue el tema de vuestras vidas que las facultó a escoger caminos diferentes, objetivos distintos, medios diferentes, para alcanzar los mismos objetivos. Hubo un motivador básico, al principio poco claro, pero conforme ustedes emprendieron el camino se preguntaron: “¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es lo que el Creador desea que yo haga?”
La chispa que tenían ustedes en sus corazones cuando entraron está aún allí. Es como el riachuelo de agua que fluye todavía y refresca a otros. Mantengan esa chispa en sus miradas y corazones conforme profundizan en su vida espiritual con la ayuda del Espíritu Santo y que el Espíritu Santo las ayude a seguir celebrando la alegría de quienes son ustedes.
Felicitaciones a todas las Jubiladas de vuestra propia comunidad, la Congregación de Notre-Dame y la de las Religiosas Hospitalarias de St. Joseph. Felicitaciones también de parte de los Frailes Franciscanos y de la Arquidiócesis de Kingston.

Un regalo de las Jubiladas a una comunidad del norte
Este año las que celebraron su Jubileo hicieron una donación a la Casa Noruega de la Primera Nación donde la Hermana Una Byrne está actualmente de misionera. La Hermana Una mandó una carta que aquí se transcribe en parte:
¡Qué sorpresa tan increíble fue la de escuchar que ustedes escogieron nuestra misión en la Casa Noruega de la Primera Nación, como beneficiaria del reconocimiento de la comunidad con motivo de vuestro Jubileo! ¡Personalmente, me sentí muy emocionada! Las personas se sorprendieron y estuvieron felices con la noticia. Tienen muy buenas memorias de las Hermanas que enseñaron y vivieron aquí por tantos años en la Escuela Residencial. Nuestra iglesia actual se encuentra en el sitio del convento de las Hermanas y he escuchado muchas historias de la “Hermana Cook” quien debe de haber sido una mujer excepcional, ya muchos acudían a ella para oír sus consejos o para ser consolados. También hablan aquí de la buena educación que las Hermanas les dieron. Cuando llegue, me preguntaron si más Hermanas vendrían. Por lo que ellos recuerdan a las Hermanas como personas que siempre los ayudaron. ¡Y ahora, nuevamente están ayudándolos!
Discutimos vuestra propuesta de regalo y nos dimos cuenta de que necesitamos algunos libros con cantos para velorios y funerales, y para servicios memoriales.
Debido a la salud tan pobre aquí y los problemas sociales, tenemos muchas muertes. Las personas toman a la muerte muy seriamente y pasan días y noches enteras en duelo por sus muertos. Los músicos mantienen estos servicios a menudo toda la noche. La música que conocen no está usualmente en nuestros libros, así que hemos estado en desventaja cuando conducen estos servicios. ¡Y ustedes han venido a rescatarnos!
Las personas aquí desean que yo les agradezca su generosidad al pensar en ellos y querer ayudarlos de esta manera. Cuando vienen a mí para oraciones por sus enfermos y miembros familiares con problemas les digo como nuestras Hermanas están rezando por ellos y eso les gusta mucho.
Felicitaciones, y que Dios las bendiga a todas ustedes con alegrías y dando gracias por el regalo de vuestra vocación.
La Hermana Una y los miembros de la Comunidad de Fe Católica de la Casa Noruega de la Primera Nación.
